Pues a la tercera, como suele decirse, ha sido la vencida. He necesitado tres intentos para terminar esta novela tan aclamada de Maggie O’Farrell, Hamnet, publicada por Libros del Asteroide.
Reconozco que la conclusión del libro ha sido de las mejores que he leído en los años recientes, más incluso que novelas que he reseñado en mi web, pero cuesta mucho llegar a ese final con una primera parte del libro tan tediosa y compleja.
Sinopsis
Agnes, una muchacha peculiar que parece no rendir cuentas a nadie y que es capaz de crear misteriosos remedios con sencillas combinaciones de plantas, es la comidilla de Stratford, un pequeño pueblo de Inglaterra.
Cuando conoce a un joven preceptor de latín igual de extraordinario que ella, se da cuenta enseguida de que están llamados a formar una familia. Pero su matrimonio se verá puesto a prueba, primero por sus parientes y después por una inesperada desgracia.
Análisis de la obra
La novela alterna diversos tiempos. Dividida en dos partes, la primera combina saltos al pasado donde se abordan los orígenes de los personajes principales: William Shakespeare, que no aparece citado como tal, sino como un preceptor de latín, hijo de un guantero de Stratford; y Agnes, que se convertirá en su esposa, Anna Hathaway. La escritora recoge en el epílogo que el padre de Anna, en su testamento, la llamó Agnes. O’Farrell utiliza el mismo antropónimo.
La segunda parte es trepidante y emotiva, es la que contiene el suceso principal de la historia. Me da la sensación de que a la novela le sobran muchas páginas de la primera parte, tantas páginas que bien podrían haber sido dedicadas a recrear aún más el hecho principal.
La primera parte es lenta y monótona, la autora se detiene en situaciones que, para un servidor, son prescindibles y que sumen al lector en la tesitura del abandono porque no se adivina un hilo conductor. Y si se adivina, se pierde en múltiples vericuetos que lo único que logran es regresar al tedio de una historia que puede resolverse en menos páginas.
Pero no todo es pasto, es cierto que hay escenas o secuencias de la primera parte que están muy bien conseguidas. Valga como ejemplo aquella en la que Shakespeare conoce a la que será su esposa, una jovencita que, a escondidas, sale al campo para que su cernícala disfrute de un momento de libertad sin que su familia lo sepa. En ese instante es descubierta por el preceptor de latín, alentado por descubrir tal ave y engatusado por la chica, a la que tiene la osadía de insinuarle que algún día la besará.
Agnes tiene un don, el de la videncia. Sabe leer las manos, y en las del preceptor descubre que sus vidas están unidas en el futuro. Desde entonces asume que ese hombre será su marido y el padre de sus hijos. A continuación, la novela avanza con demasiados datos secundarios sobre el proceso de aceptación de matrimonio de la familia de Agnes.
Pero, un día, Agnes descubre que su marido oculta cierta tristeza en la mirada. En Stratford la economía familiar ya no funciona y Shakespeare se arriesgará a ir a Londres a probar fortuna. Si bien su padre era guantero, él sólo domina el arte de las palabras y, lejos del fracaso, logrará triunfar en los corrales de comedia londinenses con sus obras de teatro.
Shakespeare amasa una gran fortuna, pero Agnes cree que la engaña con otra mujer al ausentarse tanto tiempo del pueblo. Y la tensión matrimonial crece. Ella comienza a odiarle.
Y es entonces cuando sucede el hecho trascendental del libro: la epidemia de esa época, la peste, que asola la región y se ceba con dos de sus tres hijos. Uno de ellos, el que menos esperaba, muere. Se trata de Hamnet.
Es por eso por lo que la obra concluye con una ansiosa búsqueda de Agnes a su marido, en Londres, porque ha recibido la noticia de que va a estrenar una tragedia (esta vez no es comedia) titulada Hamlet. Y lo que ella cree que es una burla, se convierte en uno de los mejores finales de novela que he leído en mucho tiempo: emotivo, emocionante, catártico. Es lo que imagino que habrá engatusado a tantos lectores.
La nueva novela de Maggie O’Farrell
El retrato de casada es la nueva novela de la autora, que sigue en el género de la novela histórica, en esta ocasión se centra en la Florencia de mediados del siglo XVI.
Allí, Lucrezia, tercera hija del gran duque Cosimo de’ Medici, es una niña callada y perspicaz, con un singular talento para el dibujo, que disfruta de su discreto y tranquilo lugar en el palazzo. Pero cuando muere su hermana Maria, justo antes de casarse con Alfonso d’Este, primogénito del duque de Ferrara, Lucrezia se convierte inesperadamente en el centro de atención: el duque se apresura a pedir su mano, y su padre a aceptarla.
Poco después, con solo quince años, se traslada a la corte de Ferrara, donde es recibida con recelo. Su marido, doce años mayor, es un enigma: ¿es en realidad el hombre sensible y comprensivo que le pareció al principio o un déspota implacable al que todos temen? Lo único que está claro es lo que se espera de ella: que proporcione cuanto antes un heredero que asegure la continuidad del título.
Ando inmerso en la lectura de esta novela, y en breve publicaré su reseña.